El balance del año para los inversores que se volcaron por los bonos emitidos tanto en pesos como en dólares fue positivo, debido a que en todo el 2023 llegaron a acumular rentas de hasta 377%, un porcentaje que prácticamente duplica a la inflación del mismo periodo. Por lo tanto, las expectativas se centran en saber en qué invertir en el nuevo ciclo que se inicia.
«El mercado de renta fija incorpora la expectativa de una presidencia de Javier Milei en el precio de los bonos. Se reconfigura de este modo la ´Carrera de los pesos´, y en un entorno de notable complejidad económica, se prevé un 2024 de formidables desafíos para la nueva gestión, así como para los inversores de pesos que buscarán resguardar el valor de su portafolio y aprovechar oportunidades», resume Nicolás Max, director de Asset Management de Criteria.
En esta línea, sostiene que los bonos soberanos en dólares son, «por lejos», el activo de mejor rendimiento del año, con una renta de 346% para los bonos Globales y de cerca de 377% para los Bonares, que tienen legislación local.
«En ambos casos, esto fue sustancialmente superior a la inflación medida por el CER, que fue de 135,6% en lo que va del año. De este modo, esta posición generó una atractiva renta real para el tenedor, y superaron con creces a todos los otros bonos de mercado», sentencia Max.
De hecho, la rentabilidad de estos bonos también fue importante medida en dólares, debido a que en moneda dura fue de 56,3% en el caso de los Bonares y de 46,1% para los Globales, que se rigen por ley Nueva York. Incluso, tuvieron un fuerte impulso en la definición presidencial de fines de noviembre, con subas muy significativas de capital.
En la «carrera de los pesos» se ubican, en segundo lugar, los bonos CER de plazo medio y los Duales, «brindando ambos al inversor un atractivo instrumento de cobertura contra la inflación, aunque no así contra el dólar oficial», acota Max.
Qué puede pasar en 2024 con inversión en bonos
Para los analistas, los bonos pueden tener un interesante recorrido en 2024, sobre todo aquellos atados a los precios de la economía y a los ajustes que se produzcan en la economía.
«Una correcta posición en el mercado de bonos luce nuevamente decisiva. La economía enfrentará un formidable desafío, a medida que el Gobierno busca llevar adelante un fuerte proceso de ajuste en un marco de inflación extremadamente alta, e indicadores sociales sumamente deteriorados», grafica Max.
En términos económicos, con un nuevo dólar oficial a $800, se considera que la competitividad del sector externo «se aproxima a niveles de salida de convertibilidad, algo que en principio debería favorecer el saldo positivo del comercio internacional».
Cabe aclarar que la medida se ha complementado con una serie de disposiciones adicionales, como un aumento del impuesto PAIS del 17,5% para importaciones, y la incorporación de retenciones del 15% para sectores exportadores no agrícolas.
A su vez, un crawling peg (devaluación lenta) de apenas 2% mensual, «con la intención de imponer un ancla puente hasta que el ajuste fiscal se haga realidad, generará en la práctica un riesgo de pérdida de competitividad cambiaria», advierte Max.
En este sentido, este analista considera que un dólar oficial de $800 contribuye con el objetivo de corto plazo, que «es racionar (por precio) las divisas para recomponer reservas, dado que el Banco Central arrancó con reservas negativas en torno a los u$s12.000 millones».
Por el momento, desde que asumió el nuevo gobierno, en apenas dos semanas el Banco Central pudo comprar alrededor de u$s2.000 millones.
«El riesgo, no obstante, es que se aprecie rápidamente el tipo de cambio en los primeros meses del 2024 y el mercado se anticipe a una nueva devaluación», alerta Max.
Mientras tanto, se considera que la caída en la actividad económica hará su «trabajo», ayudando a contener las variables, como precios de la economía y la devaluación.
El dato positivo es que la brecha cambiaria cayó de forma notoria hasta un poco más de 20% entre el dólar oficial y tipo de cambio libre.
«Mirando hacia el 2024, superando los enormes desafíos de la primera etapa, la economía argentina podría aprovechar grandes oportunidades si logra estabilizarse. El desequilibrio de cuenta corriente es menor y el endeudamiento proviene principalmente del sector público, siendo la economía en su conjunto acreedora neta del resto del mundo», opina Max.
Por lo tanto, los títulos públicos mencionados en un principio pueden seguir siendo atractivos para el inversor.
«El sector privado acumula activos externos, que podrían volcarse al mercado doméstico si se revierte la falta de confianza. Además, un buen clima sugiere un buen escenario para el agro en comparación con la sequía histórica que enfrentó la economía en este último año, y la balanza energética dejara de consumir dólares para pasar a un intercambio superavitario», finaliza Max.-
Fuente: iprofesional.com