Una mirada rápida sobre la primera jornada hábil tras la divulgación de la inflación del 8,4% de abril puede ser tranquilizadora: el Banco Central adquirió u$s60 millones en el mercado, producto de la liquidación de u$s78,8 millones de las cerealeras, en el marco del «dólar soja». Sin embargo, funcionarios del equipo económico admiten en privado que la situación no es para nada calma.
La brecha cambiaria se convirtió en una verdadera obsesión para el ministro de Economía. Sergio Massa sabe a la perfección que un repunte de los dólares financieros sepultará la posibilidad de mantener la frágil estabilidad.
Por eso, ayer la jornada terminó con algo de preocupación, con la suba de $9 en el dólar blue, que alcanzó la cotización más alta en tres semanas: $483.
El alivio provino desde la mesa de Reconquista 266, con la compra de u$s60 millones.
A diferencia de hace un mes, cuando el sorpresivo dato de inflación de marzo gatilló una corrida cambiaria, ahora Massa focalizó toda la administración detrás de la estabilidad del contado con liquidación y del MEP.
Esta vez, con un nuevo índice inesperado para abril, Massa y su equipo tomaron medidas antes de la apertura de los mercados. La más relevante, la suba de seis puntos en las tasas de interés.
Detrás de los dólares más que de los precios
Las medidas anunciadas el último fin de semana tienen un objetivo central: evitar la disparada de los dólares financieros. Que la brecha se mantenga quieta, al menos en las próximas semanas. Massa necesita imperiosamente que ingresen los dólares de la soja.
Es la única manera que el delicado equilibrio cambiario se sostenga hasta las elecciones de agosto.
En cambio, la dinámica de los precios corre por otro carril. No hubo medidas antiinflacionarias. Después del 8,4% de abril, lo más probable es que este mes se mantenga en ese rango. O incluso trepe al 9%, tras las subas de las tarifas de luz y gas de comienzos de mayo.
A partir de ahora, parece claro que la única manera en que este proceso no se espiralice sea vía una recesión contundente. Algunos rubros ya empezaron a sentir el efecto de salarios que se deprecian en términos reales: No hay ingresos que puedan acompañar más de un 8% de inflación mensual. El ciclo recesivo parece inevitable.
Massa cree que cualquier escenario luce mejor que una devaluación. Una devaluación abrupta en este contexto tendría un desenlace imprevisible. ¿Hasta qué nivel subirían el tipo de cambio y la inflación si se soltaran los controles?
Ese escenario es el que Massa quiere evitar cueste lo que cueste. Hace rato que, para él, evitar una devaluación disruptiva se trata de una «cuestión de Estado».
¿Internas detrás de los anuncios?
La decisión de hacer anuncios tras la inflación récord de abril no estuvo exenta de pujas internas.
Massa cree que para regenerar las expectativas, para evitar que la inflación siga retroalimentandose mes a mes, hacen falta medidas de corte fiscal. No alcanza con una suba de las tasas de interés, a esta altura.
Sin embargo, eso no fue posible. Cerca del ministro niegan fricciones con el ala kirchnerista de la coalición, y menos con la Casa Rosada. Sin embargo, un paquete de iniciativas más de fondo quedaron de lado, una vez más.
Desde los despachos oficiales no quieren dar pistas sobre futuras medidas, aunque la puerta quedó abierta junto con los comunicados oficiales del domingo a primera hora.
¿Se guarda el ministro una última carta para el caso de que se vuelva a recalentar el mercado cambiario?
Reservas: el sueño de los 2.000 millones de dólares
Está claro: la situación de las reservas es asfixiante. Desde el Palacio de Hacienda suponen que durante la segunda quincena de este mes deberían entrar al menos u$s2.000 millones. Una posibilidad que sólo se concretaría en caso de que el Banco Central pueda sostener la precaria estabilidad de la brecha cambiaria.
Sergio Massa tomó la decisión de intervenir directamente en el mercado del dólar y dar por terminado el acuerdo con el Fondo Monetario, que justamente prohibía esa herramienta.
El ministro de Economía acaba de reivindicar esa decisión, en su discurso ante empresarios líderes en la Amcham, la cámara que agrupa a las empresas de capital estadounidense en la Argentina.
Todo sea por evitar un salto en la brecha cambiaria. La pregunta es si este combo anunciado en las últimas horas alcanzará. Nadie pone las manos en el fuego.
Fuente: iprofesional.com