El incremento de 75 puntos básicos busca paliar el alza de los precios, prevista en un 8,1% en 2022.
El Banco Central Europeo (BCE) subió previsiblemente este jueves sus tasas de interés en 0,75 puntos porcentuales, para frenar la escalada de la inflación, que en agosto llegó al 9,1 % en la zona del euro.
Ante el fuerte incremento de los precios el Consejo de Gobierno del BCE decidió un alza, la cual se convierte en la mayor subida de su historia.
Asimismo, el BCE subió su previsión de inflación en la zona euro a 8,1% para este año, frente al 6,8% que proyectaba en junio, y afirmó que el fenómeno seguirá siendo “muy fuerte” durante “un largo periodo”.
Para 2023 y 2024, la institución prevé un 5,5% y un 2,3% de inflación, por encima de su objetivo del 2%.
El BCE solo ha acometido un movimiento de esta magnitud una vez, el 10 de diciembre de 2008, pero en la otra dirección, a la baja, en plena crisis financiera después de la quiebra de Lehman Brothers.
El BCE comenzó a subir sus tasas de interés el pasado julio, por primera vez desde hace once años, en medio punto porcentual.
Las tasas de interés del BCE estaban en el 0,50 % y la facilidad de depósito en el 0 %, por lo que la zona del euro salió en julio de los tipos de interés negativos.
El BCE está ahora más preocupado por el riesgo de que la inflación se enquiste de forma persistente y menos por la recesión y quiere frenar la demanda, dado que las restricciones de la oferta con una elevada demanda disparan los precios.
Los precios de la energía y de los alimentos podrían permanecer altos durante mucho tiempo y entonces las subidas salariales serían muy elevadas.
Las empresas afrontan mayores costes por el encarecimiento de la energía, de las materias primas, del transporte y la logística, que ya han comenzado a traspasar a sus productos y servicios.
Los cuellos de botella en la oferta de bienes industriales también dispara los precios.
Además, la depreciación del tipo de cambio del euro intensifica la subida de los precios de la energía y otras materias primas.
Los sindicatos reivindican en estos momentos fuertes aumentos salariales en varios de los países que comparten el euro, entre ellos en Alemania, la economía más fuerte de la región.
Además, la amenaza de recesión aumenta si Rusia interrumpe el suministro de energía y las empresas deben parar su producción y los hogares reducir el consumo porque si no, el coste energético sería muy elevado.
El BCE también publicará este jueves sus nuevas proyecciones macroeconómicas trimestrales, en las que probablemente revisará a la baja el crecimiento y al alza la inflación.
En junio, el BCE había pronosticado una inflación del 6,8 % y un crecimiento del 2,8 % en 2022.
También dijeron en su momento que la inflación sería del 3,5 % y el crecimiento del 2,1 % en 2023 y ambos del 2,1 % en 2024, según los cálculos de junio.
Fuente: infobae.com