Los gestores han decidido pulsar el botón de alerta máxima ante la serie de eventos que se están produciendo este verano, con una inflación que parece no tocar techo todavía, los precios de la energía disparados y la disyuntiva de los bancos centrales sobre si mostrarse más agresivos en su incremento de tipos de interés.

 

Esto ha llevado a los responsables de inversión de Bank of America a elevar el nivel de liquidez de sus carteras a máximos del once de septiembre de 2001, cuando se produjo el atentado yihadista de las Torres Gemelas de Nueva York, al tiempo que han reducido el peso de la renta variable a mínimos de 2008, año en que tuvo lugar la caída del banco norteamericano Lehman Brothers y comenzó el período que se conoce como Gran Recesión.

Estos datos muestran la cautela que se ha impuesto entre los gestores, teniendo en cuenta que el porcentaje de ellos que esperan un empeoramiento de los beneficios empresariales se encuentra también en su punto más alto, por encima de Lehman y el Covidcrash de 2020, al tiempo que el nivel de optimismo sobre el crecimiento económico global se ha desplomado al nivel más bajo de toda la serie histórica de la encuesta.