Se sabe: Sergio Massa ha tomado la premisa de evitar una devaluación abrupta como una verdadera «cuestión de Estado». Intentará por todos los medios llegar al final del mandato de esta administración sin una medida disruptiva. Está jugado a que este objetivo le salga bien y, de esa manera, darle al peronismo la posibilidad de ser competitivo en las próximas elecciones.
Nada está asegurado, claro. En la Argentina de hoy, Massa y los financistas juegan una pulseada todos los días. Cuando termina la rueda cambiaria, desde el quinto piso del Palacio de Hacienda esperan el resultado sobre las compras (o ventas) de dólares para el Banco Central.
Dicho sea de paso, ayer lunes, el BCRA volvió a salir comprador, esta vez por u$s74 millones. Gracias a la segunda versión del «dólar soja» ya sumó u$s531 millones en seis ruedas, unos u$s88 millones diarios en promedio.
El «dólar soja 2» es solo uno de los «bolsillos» a los que el ministro apela para evitar una disrupción cambiaria por falta de reservas.
Vale un repaso por lo que ya se activó y los planes que andan dando vueltas por el Palacio de Hacienda.
El swap de monedas con China… ¿y un acuerdo con Brasil?
El último informe de la consultora Eco Go, dirigido por Marina dal Poggetto, da cuenta de algunos de los «conejos» que el ministro saca de su galera para evitar una devaluación.
En el caso del acuerdo de monedas con China, Dal Poggetto pone que ya se activaron u$s500 millones adicionales a los u$s500 millones que ya estaban aplicados. Se trata de yuanes que están en las reservas del BCRA y que la Argentina utiliza para hacer frente al déficit comercial con China. De esa forma, evita utilizar los escasos dólares y le paga a China con los mismos yuanes que ese país nos presta.
A mediados de noviembre, durante la cumbre presidencial que tuvo con Xi Jinping, Alberto Fernández acordó ampliar el swap en u$s5.000 millones para poder utilizar en el comercio entre ambos países.
Después de este acuerdo con China, el Gobierno dejó trascender que existe la posibilidad de hacer algo similar con Brasil, una vez que Lula da Silva asuma en la primera magistratura, el próximo 1° de enero.
Con Brasil, la Argentina también sufre un déficit comercial. Este año ascendería a unos u$s2.400 millones, más bajo que lo esperado, gracias a que en noviembre se anotó un superávit de u$s57 millones, el primer registro positivo en el año.
¿Más dólares?: el impacto del nuevo blanqueo
Massa arrancó la semana con el anuncio de un próximo blanqueo para los argentinos con inversiones no declaradas en los Estados Unidos.
El anuncio estuvo rodeado de una señal política poderosa: el embajador estadounidense, Marc Stanley, formó parte del lanzamiento. Parece clara la señal de confianza del Gobierno de EE.UU. hacia Massa.
Massa cree que podrá ingresar al blanqueo a inversiones por unos u$s100.000 millones a partir del año que viene. Por su parte, el embajador Stanley dijo que «es un paso significativo para combatir la evasión en el extranjero que afecta a los dos países».
Negociación por los dólares del FMI
En su paso por la última Asamblea del Fondo Monetario Internacional, Massa planteó en un informe que la Argentina tenía un sobrecosto de casi u$s5.000 millones por el impacto de la guerra en los precios internacionales de la energía.
Y que pretendía poner ese dato en una nueva negociación con el organismo.
Los pagos netos que debe hacer la Argentina a lo largo de 2023 al FMI rondan los u$s4.140 millones, de acuerdo a las estimaciones de Dal Poggetto. Justamente, habrá un intento del Gobierno para que esos pagos se posterguen (o directamente se neteen) con el sobrecosto por la guerra en Ucrania.
En total, la Argentina está obligada a desembolsar unos u$s8.400 millones el año que viene, entre pagos a los organismos y los vencimientos de deuda en el mercado (privados y de las provincias).
Una negociación con el Fondo en ese sentido habilitaría a un ahorro de la mitad de esas obligaciones. ¿Podrá encararlo el Gobierno? Massa espera confiado. Pero…
Dos bolsillos más: emisión de un bono extraordinario y el 5G
En su reporte, Dal Poggetto plantea que el Gobierno podría emitir un bono en dólares, a ser suscripto en pesos al tipo de cambio oficial. La novedad es que ese título serviría para pagar impuestos a la AFIP, con lo cual tendría esa atracción adicional a una simple inversión financiera.
Por último, una alternativa que el Gobierno ya exploró para sacar al mercado en algún momento de 2023 es la licitación de las licencias del 5G, por la cual podría absorber alrededor de u$s1.300 millones, según estiman en el propio mercado tecnológico.
Como puede apreciarse, se trata de diferentes esquemas que persiguen un mismo fin: generar un puente de dólares hasta finales del año que viene, con el único objetivo que no haya sobresaltos cambiarios.
En simultáneo, Massa ya puso en marcha distintos acuerdos de precios con la industria alimenticia para moderar la inflación en ese sector. Un compromiso que obligará al Estado a darles dólares «baratos» a esas empresas fabricantes.
¿Podrá llevar adelante todos estos escenarios sin que estalle la frágil situación financiera?
Fuente: iprofesional.com