a llegada de dólares frescos a las arcas del Banco Central, mediante las distintas estrategias implementadas por el Gobierno, generaron algo de tranquilidad en el frente cambiario. Por lo que los economistas están alertando que este relativo éxito del precario «plan dólar calmo» puede llevar al oficialismo a intentar a que no haya un salto devaluatorio, algo que igual no frenaría la alta inflación y un freno en la actividad.
Cabe recordar que, en los últimos días, el Ejecutivo tuvo algunas señales de alivio en las necesidades externas económicas, como los resultados positivos de la implementación del «dólar soja» a $200, para fomentar que el agro liquide a ese precio su producción, y que así le ingresen divisas al BCRA para reforzar las alicaídas reservas. A ello se le sumó el crédito internacional conseguido en el BID.
En este escenario, un informe publicado por la consultora LCG, cuyo fundador es el economista Martín Lousteau, alerta que a raíz del nuevo «dólar soja» se están percibiendo las «consecuencias indeseadas» de una aceleración de la inflación. Así, sostiene que en septiembre se verán mayores tasas de inflación que, «según nuestros registros, parece ubicarse en un piso de 2% semanal».
«Sucede que finalmente se devaluó el peso y aquí es donde, quizás, se entiende un poco menos la medida. Pagar los costos de una devaluación encubierta y que los beneficios se los lleve un solo sector, suena como una pésima política económica, incluso con efectos redistributivos regresivos», critican los expertos.
A pesar de ello, desde LCG detallan que «no todas son malas noticias», debido a que el dólar a $200 para la soja logró «coordinar expectativas» acerca de cuál es un tipo de cambio comercial de equilibrio.
«De aquí en más habrá que ver si se mantiene esta devaluación ambigua con múltiples tipos de cambio, o se hace un trabajo para llevar a todo el comercio a un tipo de cambio más competitivo», reflexionan los economistas de esta consultora.
Dólar soja: ¿marca un nuevo piso para el tipo de cambio?
Lo cierto es que más allá de establecer el Gobierno un precio de $200 para el dólar, en este caso para reconocer a los sojeros y que les cierre la venta a este tipo de cambio, los analistas de LCG creen que, incluso, persistirá una brecha alta, «la cual es producto del deteriorado balance del BCRA, que tiene su origen en una emisión de pesos que refleja el abuso del señoreaje agravado por las medidas que implicó el confinamiento».
Al respecto, acotan: «Sin embargo, creemos que un tipo de cambio en el nivel que ahora tiene la soja y sus derivados podría derivar en un comercio más holgado que permita lograr algo de ahorro externo».
La explicación que se brinda es que el costo de llevar el dólar comercial a $200, implicará una «mayor aceleración de la tasa de inflación».
Entonces, en conjunto con esa devaluación, los economistas consideran que también se deberían activar los mecanismos de control por parte de la Secretaría de Comercio, «a fin de evitar un pasaje a precios lógico en una economía que, además de consumir bienes transables, tiene ya una gimnasia para la remarcación propia de un régimen de alta inflación».
«Plan dólar»: no devaluar, inflación y actividad
Más allá de la medida beneficiosa para el campo de tener un tipo de cambio más alto ($200) para sus liquidaciones, desde LCG concluyen que esta medida devaluatoria no será generalizada a toda la economía.
«No creemos que esta sea la decisión que tome el nuevo gabinete económico. Principalmente por una cuestión casi caprichosa de no querer devaluar el peso y preferir que la actividad y los indicadores sociales se depriman de la mano de una restricción a las cantidades importadas», sentencian los analistas.
Y completan su idea: «Si ese es el escenario, queda la pregunta acerca de si es sostenible atravesar todo un nuevo año con el nivel actual de reservas. En nuestra opinión, será difícil llegar al período diciembre a marzo del año siguiente».
La justificación de ello es que ya «no habrá» dólares retenidos por el agro y la demanda de divisas superará a la oferta en términos planeados, aun cuando los pagos por importaciones de energía se hayan moderado.
«La respuesta a ´no llegar´ no será devaluar. Creemos que se intentará seguir regulando la salida de capitales vía mayores restricciones al dólar para turismo, por ejemplo. Esa economía, limitada por la cantidad de dólares y con ajuste fiscal también ambiguo o dubitativo, es decir, poco creíble, no puede crecer», concluyen desde LCG.
Para finalizar que hasta el final de la actual gestión, serán meses entonces de mayor inflación y freno a la actividad.
«Al menos, y quizás paradójicamente, hasta orgulloso, el flamante Ministro de Economía, Sergio Massa, pueda concretar más de doce meses de gestión sin devaluar, de forma oficial y definitiva, al peso», finalizan los expertos de la consultora.
Fuente: iprofesional.com